Tengo super claro que las condiciones en las que trabajamos quienes nos dedicamos al "servicio" público no son las mejores, en realidad son bien pésimas si no tienes el lujo de ser diputado/a, senador/a o ministro/a. También tengo super claro que trabajamos en condiciones MUY desiguales, que se abusa del "contrato" a honorarios, que los sueldos son pésimos, que te explotan, que te presionan por cuestiones que no tienen que ver con tus capacidades, y así sumamos y seguimos.
Que quede claro que no estoy en contra de las reivindicaciones laborales, de la lucha por tener sueldos y otras condiciones laborales dignas. ¡Todo lo contrario! Creo que el Estado usa y abusa de sus funcionarios, que vulnera día a día los derechos de todas las personas que vivimos en este país. Y sí, quiero un Chile donde sus trabajadores sean tratados con respeto, que lleguen a oficinas donde de gusto trabajar porque no hay que andar ratoneando para que te pasen un lápiz y que te paguen por lo que realmente vale tu trabajo. En definitiva, quiero que ser funcionario público sea una aspiración en tanto gran oportunidad de trabajo, y no lo que es hoy: un apostolado al que sólo se atreven a insertarse jóvenes impetuosos e ingenuos que no saben en lo que se meten y huyen apenas pueden o de eternos masoquistas empedernidos azotados por la vocación, o bien un lugar donde apernarse para siempre sin tener que hacer mayor esfuerzo.
Sin embargo, me gustaría ver que se explicitara también la otra parte. ¿Qué entregan los /as funcionarios/as públicos? Perdón si daño susceptibilidades, pero -sin generalizar y meter a todos/as dentro del mismo saco, excluyo a los/as jóvenes y a los eternos masocas- a una que está en el sistema le toca ver día a día como la gente se queja de la atención que reciben, sintiéndose muchas veces humillados e impotentes por las respuestas con cara de nada y cero resolutivas que se les dan en las oficinas públicas. Vemos también como se destapan ollas de tremendos condorasos en la gestión que afectan gravemente el desarrollo de las personas. Yo me quejo de la baja calidad técnica de las intervenciones. Y de la poca empatía, porque claro, uno puede tener malas condiciones de vida, pero generalmente quien llega a la ventanilla del recorrido eterno en busca de una respuesta es alguien que está generalmente peor que uno, y se les sigue humillando y faltando el respeto. Mientras a quienes están más arriba se les pone una sonrisa y alfombra roja, molestándoles de vez en cuando con una que otra protesta.
Y si, claramente en esto influyen las malas condiciones laborales y la falta de recursos. No creo que sea necesario darse tanta vuelta en ello si es de perogrullo. Pero mi pregunta es: ¿si tenemos condiciones laborales espectaculares necesariamente todos harán bien su pega? No lo sé. Y lo asumo, tengo poca esperanza en ello.
Por eso me gustaría una discusión completa. Ok, queremos condiciones laborales dignas, porque las que hay en este momento dan verguenza, si. Pero también pongamos sobre el tapete los efectos que eso genera sobre nuestras prácticas, como vulneran nuestra dignidad, pero a la vez nos convierten en vulneradores de aquellos con quienes trabajamos. Abramos las puertas a evaluar nuestras prácticas, y en base a dichas evaluaciones mejorarlas. Por supuesto, recibiendo todo el apoyo que necesitemos para ello (capacitaciones, incentivos, etc). Exijamos dignidad, pero también comprometámonos a mejorar nuestras prácticas y exigir lo que necesitemos para ello, que hoy es mucho más que un 14%.